24/06/2025
Cuando un ternero nace, tiene cuatro compartimentos en el estómago rumen, retículo, omaso y abomaso pero solo usa el abomaso que es el que está preparado al principio para recibir y digerir la leche. Los otros tres están “apagados” en ese momento.
Entonces, ¿qué hace la naturaleza para evitar que la leche caiga donde no debe? Pues activa una especie de canal natural que se forma en el esófago cuando el ternero mama de su madre. Ese canal se llama la gotera esofágica, y lo que hace es desviar la leche directo al abomaso, el estómago correcto, sin pasar por el rumen.
Ahora imagina dos escenarios. El primer ternero está mamando tranquilo, con el cuello estirado, como si estuviera en su entorno natural. En ese momento, el reflejo de la gotera se activa, la leche va por donde tiene que ir y el ternero digiere perfectamente, absorbe nutrientes, crece fuerte y sano. Todo bien.
Pero el segundo ternero está tomando leche desde un balde en el suelo, sin levantar la cabeza, sin hacer succión. ¿Qué pasa ahí? Ese reflejo puede no activarse. Y si no se activa, la leche va al rumen, que no está listo para recibirla. Ahí se empieza a fermentar mal, se producen gases, el ternero se llena de aire, se pone incómodo, le puede dar diarrea, se deshidrata y su crecimiento se frena. En casos más graves, puede incluso morir por complicaciones digestivas como la acidosis.
Y lo más engañoso es que a veces eso no se nota de inmediato. El ternero puede seguir comiendo, pero por dentro se está afectando. Aunque parezca un detalle pequeño, la forma en que das la leche importa muchísimo. Usar biberón con tetina o colocar el balde a una altura donde el ternero tenga que levantar la cabeza y simular el acto de mamar, no es un capricho