
02/07/2025
ENCERRADOS EN CASA: EL COSTO INVISIBLE DE NO PASEAR A TU PERRO
No es exagerado decirlo, el paseo diario es tan vital para un perro como el oxígeno, porque aunque siga moviendo la cola, un perro que no sale se va apagando por dentro.
No basta con comida, cariño y un cojín mullido, sin estimulación externa, su mundo se encoge hasta volverse cárcel.
¿Y qué pasa con su cuerpo?
El sedentarismo les pasa factura rápido:
Sobrepeso
Atrofia muscular
Problemas articulares y cardiovasculares
Razas como labradores o pastores alemanes, con predisposición a displasia, empeoran más rápido si no se mueven.
La energía acumulada sin salida siempre cobra su precio.
Pero el golpe más fuerte es mental; sin paseos no hay olores nuevos, ni sonidos, ni encuentros con otros perros.
La ansiedad crece, el estrés se desborda,
aparecen los destrozos, los ladridos sin sentido, el lamerse compulsivamente y en casos crónicos, la depresión.
¿Tu perro muerde muebles, ladra al vacío o se aísla? Quizá no está malcriado, está aburrido, frustrado o triste.
Pasear no es un lujo, es una necesidad biológica.
Caminar reduce el cortisol, organiza la mente, da seguridad y fortalece el vínculo humano-canino.
No importa si tienes patio.
No importa si llueve.
No importa si estás cansado.
Si decidiste tener un perro, decidiste ser su compañero no su carcelero.
Porque un perro que no sale, se apaga.
Y lo último que queremos es que esa cola que solía moverlo todo ya no se mueva por nada.