16/02/2024
𝐄𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐞𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐯𝐚𝐬𝐜𝐮𝐥𝐚𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐮𝐭á𝐧𝐞𝐚𝐬: 𝐃𝐞𝐫𝐦𝐚𝐭𝐨𝐩𝐚𝐭í𝐚𝐬 𝐢𝐬𝐪𝐮é𝐦𝐢𝐜𝐚𝐬
En este grupo se encuentran las enfermedades en las que el tejido isquémico dañado da lugar a lesiones sin una vasculitis significativamente visible. Muchas veces se utiliza el término “vasculitis pobre en células” y los signos clínicos más frecuentes son alopecia, hiper- o hipopigmentación, el adelgazamiento de la piel, las escamas y erosiones o úlceras que tardan mucho en curar. Estas lesiones normalmente se observan en los puntos de presión y en las regiones distales. Las lesiones histológicas más frecuentes son la atrofia folicular y la presencia de colágeno mucinoso de coloración más pálida y grietas en la membrana basal.
🔸𝓟𝓪𝓷𝓲𝓬𝓾𝓵𝓲𝓽𝓲𝓼 𝓲𝓷𝓭𝓾𝓬𝓲𝓭𝓪 𝓹𝓸𝓻 𝓵𝓪 𝓿𝓪𝓬𝓾𝓷𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓻𝓪𝓫𝓲𝓪.
Este tipo de dermatopatía isquémica se manifiesta con un área focal de alopecia con hiperpigmentación y, a veces, con edema o una placa sobre el punto de inoculación de la vacuna. Es más frecuente en el Caniche Miniatura y en otras razas de pequeño tamaño. Los signos clínicos suelen aparecer 2-6 meses después de la vacunación y las lesiones son indoloras. Esta dermatopatía muchas veces se puede diagnosticar simplemente con los signos clínicos. En la biopsia se puede apreciar una vasculitis pobre en células con atrofia folicular y dermis pálida; también se puede observar inflamación del tejido subcutáneo (paniculitis). A veces, en las paredes de los vasos sanguíneos se puede observar un material azul amorfo, que probablemente proceda de la composición de la vacuna, y una inmunofluorescencia específica de la rabia. Estas lesiones son principalmente estéticas y es raro que sea necesario el tratamiento, aunque cuando las lesiones aumentan de tamaño se puede recurrir a la pentoxifilina. En las revacunaciones hay que ser cautelosos y considerar la posibilidad de progresión de la enfermedad.
🔸𝓥𝓪𝓼𝓬𝓾𝓵𝓸𝓹𝓪𝓽í𝓪 𝓭𝓮𝓵 𝓶𝓪𝓻𝓰𝓮𝓷 𝓪𝓾𝓻𝓲𝓬𝓾𝓵𝓪𝓻
Esta dermatopatía isquémica, a veces conocida como necrosis trombovascular proliferativa del pabellón auricular, es bastante frecuente y afecta al borde de la oreja. Las lesiones comienzan con un engrosamiento, muchas veces en forma de cuña, que progresa hacia la superficie cóncava del pabellón auricular, llegando en algunos casos a la ulceración y la necrosis de la punta de la oreja. Las lesiones generalmente son bilaterales y pueden deformar el margen auricular. En muchos casos el origen es idiopático, pero esta dermatopatía también puede estar asociada con la vacunación reciente o con la reacción adversa al alimento. Muchas veces, el diagnóstico se basa únicamente en los signos clínicos debido al aspecto tan llamativo de las lesiones y a la localización de las mismas, en donde puede resultar complicado tomar una muestra para la biopsia.
En la biopsia se observa tejido isquémico con o sin vasculitis pobre en células y la pared de las arteriolas puede aparecer gravemente engrosada. Los fármacos que se utilizan con más frecuencia para el tratamiento son la pentoxifilina, la doxiciclina/niacinamida y/o la vitamina E. En el caso de úlceras o sangrado, suele ser necesario el uso de corticoesteroides a dosis antiinflamatorias, pero se debe tener cuidado porque retrasan la cicatrización. El tacrolimus al 0,1% se puede aplicar por vía tópica en pomada y tiene un mecanismo de acción similar a la ciclosporina, aunque en perros (y en personas) se ha descrito la irritación y el prurito en el punto de aplicación. Si se sospecha una reacción adversa al alimento se debe realizar una prueba de eliminación. Cuando no se observa una respuesta con el tratamiento médico, la extirpación quirúrgica puede ser curativa, pero debe realizarse con precaución.
🔸𝓓𝓮𝓻𝓶𝓪𝓽𝓸𝓹𝓪𝓽í𝓪 𝓲𝓼𝓺𝓾é𝓶𝓲𝓬𝓪 𝓰𝓮𝓷𝓮𝓻𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓭𝓪
Esta dermatopatía se manifiesta con lesiones generalizadas de isquemia tisular, especialmente sobre las prominencias óseas de la cara y de las extremidades (parte distal de las extremidades, las orejas, los pliegues auriculares y la cola). Las lesiones suelen comenzar con alopecia, descamación y costras, para después progresar hacia erosiones y úlceras que pueden cicatrizar. El lecho ungueal puede estar afectado y las uñas se pueden desprender. También se puede presentar una marcada miopatía que se manifieste con una atrofia muscular grave. Estos casos son clínicamente indistinguibles de la dermatomiositis canina familiar. Las biopsias cutáneas son compatibles con una vasculitis pobre en células y muestran las alteraciones isquémicas típicas de la epidermis y dermis. Esta enfermedad puede afectar tanto a animales jóvenes como a adultos y, aunque la causa suele ser idiopática, se ha asociado con la vacunación. Las infecciones bacterianas secundarias pueden provocar prurito, por lo que el animal puede parecer alérgico. Entre las opciones terapéuticas se incluye la administración de pentoxifilina, vitamina E, doxiciclina/niacinamida o ciclosporina, en función de la gravedad, aunque los corticoesteroides suelen evitarse porque la atrofia epidérmica y la muscular pueden agravarse. Si la dermopatía está desencadenada por la vacunación, no se debe revacunar al animal para evitar recidivas.
Autora: Elizabeth Goodale. DVM, Dip. ACVD
Royal Canin, difusión científica. Vet focus.