09/07/2025
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😢❤️ El perro que recorrió el mundo solo para entregar correos.
En 1888, en la ciudad de Albany, Nueva York, un perro callejero sin nombre ni collar se acercó a la oficina de correos. Nadie sabía de dónde venía, pero parecía haber encontrado su lugar. Se acurrucaba sobre los sacos de cartas. Pronto, todos lo adoptaron. Lo llamaron Owney. Un día, sin previo aviso, se subió a un tren postal. Y no volvió al día siguiente. Ni al siguiente. En cambio, comenzó a viajar por todo Estados Unidos, siempre siguiendo los sacos de correo como si entendiera que ellos, como él, siempre tenían un destino.
Durante los siguientes nueve años, se convirtió en una figura mítica entre los trabajadores del Servicio Postal. Iba de estación en estación, de ciudad en ciudad. Siempre viajando en trenes que llevaban cartas. Nunca se perdía. Siempre volvía a Albany, tarde o temprano. Cada lugar que visitaba, cada estación que lo recibía, lo marcaba con una medalla, chapa o plaquita grabada. Con el tiempo, llevaba tantas colgadas del arnés que le tuvieron que hacer uno especial.
Recorrió más de 225,000 kilómetros por tierra y, en 1895, incluso cruzó el océano: visitó Asia y Europa, viajando por barcos y trenes internacionales. En algunos países le expidieron pasaportes simbólicos y registros. En Japón, se convirtió en símbolo de buena suerte. En Montreal, lo celebraron con honores. Era, sin exagerar, el embajador peludo del correo estadounidense. La gente lo adoraba. Los carteros lo consideraban su amuleto de seguridad. Decían que ningún tren donde viajaba él sufría accidentes, y eso lo volvió más que un símbolo: fue leyenda sobre ruedas.
Pero como toda historia, la suya también tuvo un final triste. En 1897, en Toledo, Ohio, Owney tuvo un episodio de agresividad probablemente producto de su edad y fatiga y fue sacrificado. La noticia conmovió a todo el país. Nadie quería enterrarlo en el olvido. Así que fue embalsamado y conservado por el Smithsonian, donde aún hoy, más de un siglo después, puede verse en el Museo Postal Nacional de Washington D.C., con muchas de sus medallas originales. En 2011, el Servicio Postal de EE. UU. emitió un sello conmemorativo con su rostro. Y cada año, los amantes de la historia postal y los animales celebran su vida con exposiciones, charlas y homenajes.
Owney no tuvo una familia. No tuvo una casa fija ni una cama cálida que lo esperara. Pero se ganó el corazón de muchos.🐾❤️