22/07/2025
El parvovirus canino tipo 2 (CPV-2) es un virus ADN, altamente resistente en el ambiente, capaz de sobrevivir por meses en superficies aun con condiciones adversas. Se transmite principalmente por vía fecal-oral, a través de heces, vómito, saliva o fómites contaminados (zapatos, ropa, objetos).
Infecta las criptas intestinales, provocando necrosis de las vellosidades y diarrea hemorrágica. También disminuye drásticamente los glóbulos blancos (leucopenia), dejando al animal inmunosuprimido. Está inmunosupresión permite la proliferación bacteriana, desencadenando sepsis y shock hipovolémico.
Entre los signos clínicos más comunes están: Depresión, anorexia, fiebre, vómito profuso y diarrea líquida, muchas veces hemorrágica. También hay una deshidratación severa, dolor abdominal y, en casos avanzados, hipoglucemia y colapso cardiovascular.
No existe tratamiento antiviral específico. El manejo es terapia de soporte intensiva: fluidoterapia IV, antibióticos de amplio espectro, antieméticos, analgesia, plasma o suero hiperinmune en casos seleccionados. El pronóstico es reservado a grave, especialmente en cachorros menores de 6 meses.
Prevención: Vacunación temprana, iniciando entre las 6-8 semanas de edad, con refuerzos cada 3-4 semanas hasta las 16 semanas. También evitar exposición a lugares contaminados hasta completar el esquema. La desinfección debe realizarse con productos efectivos contra virus no envueltos (ej. hipoclorito de sodio).
La vacunación es la única medida realmente eficaz para prevenir la enfermedad.