08/06/2025
La Falacia de las Funciones hemisféricas: Hacia un Análisis del Funcionamiento Cerebral Complejo.
DHC. Cohutec Vargas Genis
Presidente Nacional del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación Integral
Docente
Master en neuropsicologia
Master en deterioro COGNITIVO
Fundador de la alianza latinoamericana de neuro ciencias aplicadas a la rehabilitación
Introducción
Durante décadas, la interpretación de que los hemisferios cerebrales poseen funciones estrictamente separadas ha sido una simplificación funcional de la neurociencia. A pesar de que existen tendencias de especialización hemisférica, como la preferencia lingüística del hemisferio izquierdo o la percepción espacial del hemisferio derecho, esta visión reduccionista ha sido superada por modelos más actuales que evidencian la interdependencia dinámica de múltiples regiones cerebrales. El cerebro no trabaja por hemisferios, sino por sistemas complejos que integran múltiples niveles estructurales: corticales, subcorticales, medulares, cerebelosos y troncales, en estrecha coordinación.
De la lateralización a la integración funcional
Si bien existen zonas del hemisferio izquierdo que tienden a especializarse en el procesamiento del lenguaje, la lectura o el cálculo simbólico, y zonas del hemisferio derecho con mayor implicación en la prosodia, orientación espacial o interpretación emocional, el funcionamiento cerebral no es hemisférico, sino sistémico. La conectividad entre redes neuronales, la plasticidad sináptica, y la cooperación funcional entre áreas distantes permiten que toda función cognitiva emerja de la interacción dinámica de múltiples regiones.
El cerebro como sistema jerárquico de bloques funcionales
La neurofisiología contemporánea propone entender al cerebro como una estructura jerárquica organizada en bloques funcionales, cada uno asociado a territorios anatómicos, factores moduladores y tareas concretas, que se integran de manera simultánea:
Bloques sensoperceptuales: reciben, integran y modulan la información del entorno.
Bloques motores: planifican, ejecutan y refinan la acción, desde la intención motora hasta la coordinación muscular.
Bloques afectivos y motivacionales: regulan la emoción, la atención, la toma de decisiones y la acción voluntaria.
Bloques de control ejecutivo: organizan la secuencia de tareas, la jerarquización de objetivos y la inhibición contextual.
Bloques integrativos intersistémicos: conectan el sistema límbico, los núcleos basales, el cerebelo y la corteza prefrontal para lograr una respuesta adaptativa.
Cada función se configura como una tarea neurofuncional distribuida en diferentes redes que comparten recursos hemisféricos, subcorticales y sensoriales, dependiendo de la complejidad de la tarea y la historia de aprendizaje del sujeto.
Sincronía funcional y neuroplasticidad
La interacción entre los sistemas neuronales no es estática ni rígida, sino adaptativa y plástica. Las funciones cognitivas, motoras, sensoriales o emocionales se redistribuyen dinámicamente en función de la experiencia, la estimulación ambiental, la lesión o el entrenamiento. Esta plasticidad cortical y subcortical permite que una región cerebral asuma funciones de otra cuando existe daño o reorganización funcional, lo cual tiene enormes implicaciones en neurorehabilitación.
Conclusión
El abordaje neurocientífico actual debe abandonar la idea de funciones estrictamente interhemisféricas y reconocer el cerebro como un órgano complejo, interconectado y jerárquico, donde los procesos mentales y conductuales son el resultado de interacciones funcionales distribuidas, no de zonas aisladas. Comprender esta lógica sistémica permite diseñar estrategias de intervención más efectivas, que activen redes enteras y aprovechen las posibilidades de recuperación funcional, especialmente en contextos como la neurorehabilitación, la educación diferencial, el autismo y las enfermedades neurodegenerativas.
Referencias Bibliográficas
Gazzaniga, M. S. (2011). Who's in Charge?: Free Will and the Science of the Brain. HarperCollins.
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