02/06/2025
¿QUÉ TAN SEGUIDO DEBERÍAS CORTAR LAS UÑAS DE TU PERRO? CUANDO CADA PASO QUE DA PUEDE DECIRTE SI ALGO YA ESTÁ MOLESTANDO Y TÚ AÚN NO LO HAS NOTADO
Camina por la casa y escuchas el “clic clic” en el suelo. A veces se resbala, a veces camina con las patas más abiertas de lo normal. O tal vez ya ha empezado a lamerse las patas sin motivo aparente. Todo eso puede parecer normal… pero no lo es. Porque cuando las uñas de un perro crecen más de la cuenta, no solo se ven largas. Afectan su forma de caminar, su postura, su equilibrio e incluso su estado de ánimo. Y lo más preocupante es que muchos dueños no se dan cuenta hasta que el perro ya tiene dolor. Cortarle las uñas no es una cuestión estética. Es salud. Es comodidad. Es prevenir el dolor silencioso que ellos no saben cómo explicar.
La frecuencia ideal para cortar las uñas de un perro depende de varios factores: su raza, su nivel de actividad, el tipo de superficie donde camina y su genética. Pero como regla general, deberían revisarse cada dos a cuatro semanas. En perros que caminan mucho sobre asfalto o tierra dura, el desgaste natural suele mantenerlas a raya. Pero los que viven en interiores, caminan poco o solo sobre superficies blandas, acumulan crecimiento sin desgaste… y ahí es cuando comienza el problema.
Cuando las uñas están largas, el perro cambia inconscientemente la forma de apoyar las patas. Esto puede generar presión en las articulaciones, dolor en los tendones, dificultad para correr o saltar, y con el tiempo, problemas más serios en la columna o la postura. Además, si las uñas crecen demasiado, pueden curvarse hacia adentro, clavarse en las almohadillas o romperse de forma dolorosa. Y eso, para ellos, no es solo incómodo. Es sufrimiento.
También hay un punto delicado que muchos ignoran: dentro de cada uña pasa una vena —el “nervio” o “raíz”— que crece con ella. Si cortas muy poco, esa vena se alarga. Si cortas demasiado de golpe, puedes hacer sangrar al perro. Por eso, revisar y cortar con regularidad no solo mantiene la uña corta, sino que retrasa la vena con el tiempo, permitiendo un corte más seguro y saludable.
Cortar las uñas puede ser un momento de estrés si no se hace con paciencia, cuidado y refuerzo positivo. Pero ignorarlas solo posterga un malestar que irá creciendo. Y si tu perro ya camina raro, se lame las patas o evita ciertas superficies… quizá no está siendo “terco”. Quizá solo está tratando de evitar el dolor.
Porque lo que para ti es solo una uña larga,
para él puede ser un paso incómodo…
o una caminata que ya no quiere hacer.
Y tal vez la pregunta no es cada cuánto debes cortarlas…
sino cuánto tiempo llevas sin mirar sus patas con la atención que merecen.