03/03/2025
OJO CON LA ORUGA PROCESIONARIA
La oruga procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de mariposa que suponen una plaga en los bosques de pino europeos y en particular en nuestro territorio nacional. Son consideradas el insecto defoliador más importante de los pinares españoles y suponen un grave peligro tanto para personas como animales.
Como todas las orugas, sufre una metamorfosis. Cuando se encuentra en fase de mariposa deposita sus huevos en las copas de los árboles, que eclosionarán un mes después formando un nido de aspecto algodonoso y albergando hasta 200 orugas en cada uno. Las orugas abandonan la crisálida entre marzo y mayo, a veces antes, dependiendo de la temperatura, para buscar comida y después enterrarse en el suelo para pasar la fase de pupa.
Las orugas tienen una longitud de unos 3 a 5 cm y su característica forma de moverse hace que sean fáciles de reconocer: se mueven en fila una tras otra, de ahí que se las conozca como “procesionarias”.
¿Por qué es peligrosa?
Estos insectos están cubiertos de multitud de filamentos blanquecinos que contienen una toxina irritante. Esta toxina provoca fuertes reacciones alérgicas e incluso puede desencadenar en un shock anafiláctico.
Los perros pueden entrar en contacto con estos filamentos al olfatear el suelo o al encontrarse con una oruga o con un nido abandonado.
¿Qué síntomas podemos apreciar?
Los síntomas y la intensidad de estos varían según el perro y el número de estos pelos de la oruga que entran en contacto con él. Podemos encontrar distintas presentaciones:
Las reacciones por contacto con la oruga suelen aparecer en zonas desprotegidas, es decir, que no están cubiertas de pelo, como la cara o las patas.
Al entrar en contacto con los ojos puede desarrollar blefaritis, conjuntivitis o úlceras corneales.
Úlceras y necrosis de la lengua.
Si la ingiere, puede desarrollar problemas digestivos como vómitos.
Lesiones en la trufa e inflamación las vías respiratorias, en los casos graves, puede desarrollarse edema faríngeo y dificultad en el paso de aire.
Hipersalivación, decaimiento e hipertermia.
¿Cómo puedo evitar el contacto?
Reduciendo la exposición de nuestras mascotas.
Evitar los paseos en zonas de pinares en los meses de riesgo.
Si no puedas evitar estas zonas, debes llevar a tu perro con correa y controlar que no se acerque a hileras de procesionaria.
En caso de tener un jardín con coníferas podemos eliminar los nidos de las orugas mediante podas o fumigaciones. El otoño es el mejor momento para hacerlo porque es cuando se forman los nidos dónde las orugas pasarán el invierno.
¿Qué debo hacer si mi perro entra en contacto con ellas?
El contacto con una oruga procesionaria siempre es una urgencia. Es fundamental acudir al veterinario lo antes posible para evitar la asfixia por inflamación de las vías respiratorias. El veterinario valorará el tratamiento adecuado en cada caso. Mientras tanto, puedes intentar reducir al máximo el contacto con la toxina, para minimizar su daño:
Los lavados con agua templada pueden facilitar la eliminación de los pelos y mitigar el efecto de la toxina, ya que la desnaturalizan y evitan su actuación. ¡No olvides protegerte y evitar el contacto con tu piel!
No frotes al realizar el lavado, pues los filamentos se clavan más en el tejido y se libera más toxina cuando estos se parten.
Evita que se lama las patas o el pelaje, podría ingerir algún pelo urticante de la oruga.