
07/08/2025
Leyenda “El primer lenguaje”
Cuentan los ancianos que, en los primeros tiempos, los humanos y los perros no necesitaban palabras.
Solo el silencio, la mirada, y la vida compartida bajo el mismo cielo.
Un día, un joven humano se acercó a un perro que dormía junto al fuego. Nunca se habían visto antes, pero algo en sus ojos le resultaba familiar.
—“¿Por qué me sigues?” —preguntó el humano, al ver que el perro no se apartaba de su lado.
El perro no respondió. Solo caminó con él.
—“¿No tienes miedo?” —insistió.
El perro ladeó la cabeza. Y fue entonces cuando el joven comprendió:
no hacía falta entender las palabras para comprender el alma.
El humano nunca volvió a sentirse solo.
Juntos atravesaron bosques, cruzaron ríos, compartieron la caza y el descanso.
Una noche, el joven le dijo al perro: —“Ojalá pudiera hablar tu idioma…”
El perro se acercó, puso su cabeza en su regazo, y entonces —dice la leyenda— habló por primera vez:
“Ya lo haces. Cada vez que me miras como si yo importara, cada vez que me acompañas y respetas lo que soy.”
Desde entonces, cada vez que un humano se agacha para hablar con un perro, se está repitiendo ese momento mágico.
No porque el perro hable palabras humanas,
sino porque el humano recuerda cómo volver a hablar y ver con el corazón.
🌿 Y hoy...
Hoy seguimos conviviendo con ellos, pero muchas veces hemos olvidado escuchar.
Les pedimos que entiendan todo: nuestras normas, nuestras palabras, nuestros horarios…
pero pocas veces aprendemos su idioma, sus señales, sus silencios.
Hemos avanzado en tecnología, pero olvidado la sabiduría ancestral del vínculo.
La que se construía despacio, desde la presencia, desde el respeto…
como aquel joven que un día descubrió que entender no es hablar, sino mirar de verdad.
¿Qué os parece la leyenda? Os leo en comentarios 🤩