
19/06/2025
La profesión veterinaria, aunque no considerada como profesión sanitaria, no dista de los problemas de salud mental que tienen los médicos, agravándose aún más cuando tenemos que lidiar con la eutanasia, el bajo presupuesto para poder investigar o tratar la enfermedad, la gestión de una clínica, la burocracia (subir vacunas de rabia puestas y declararlas, hacer pedidos, subir antibióticos puestos al sistema presvet, gestión de llamadas, estudio de casos, realización de informes, valoración de pruebas) cursos, congresos, compra de material y sus pertinentes visitas al banco para pedir préstamos.... Si sumamos todo y queremos estar para todos llega un momento que abandonamos nuestro propio ser. Dejamos de ser nosotros mismos, dejamos a nuestros amigos, familia, aficiones... Y llega un momento en que ya no sabes hacer nada más que trabajar y hacer otra cosa te hace sentir culpable o ya sin ganas. Muchos son los compañeros que están pasando depresiones, están de baja o abandonan la profesión. Este año ya son 3 los compañeros que en España han decidido acabar con su vida. No somos máquinas, no trabajamos para hacernos millonarios (si fuera así hubiera elegido otra profesión), y sobre todo no podemos ser 24/7 veterinarios.