10/08/2025
Los fuegos es una tortura para animales, para personas y un dinero que se tira al aire.
A los presidentes de las comisiones de fiestas les dejamos esta reflexión.
La fiesta es un momento de encuentro, de alegría y de memoria compartida. Es el latido de un pueblo que nos unimos para honrar la historia y nuestras creencias. Durante generaciones, la pirotecnia ha sido parte de este latido: un estallido de luz y color que anuncia que algo importante está sucediendo.
Sin embargo, hoy sabemos que cada trueno y cada chispa también dejan una huella. El ruido puede asustar y dañar a personas mayores, niños pequeños y a quienes tienen sensibilidad especial al sonido. Los animales, que no entienden de fiestas, sufren miedo y desorientación.
Por eso, como Refugio, queremos reflexionar: celebrar no significa dañar. Existen maneras nuevas y creativas de mantener viva la tradición sin perder el respeto por todos: pirotecnia silenciosa, espectáculos de luz, horarios regulados, o zonas alejadas de viviendas.
La alegría es más grande cuando se comparte sin excluir ni herir. Que la luz que lancemos al cielo no sea sólo la de la pólvora, sino también la de nuestra empatía y cuidado mutuo.
Los expertos alertan del peligro que supone la exposición de los ruidos de los fuegos artificiales en las fiestas que se celebran este mes de agosto