23/04/2025
AVES DEPREDADORAS DE ORUGAS PROCESIONARIAS DEL PINO
Con la llegada del final del invierno y el inicio de la primavera, las orugas de procesionaria del pino descienden del árbol en largas filas con el fin de enterrarse y permanecer en forma de pupa hasta los meses de verano, cuando se produce la última fase de la metamorfosis: mariposa. Ésta volará hasta los pinos, cedros o abetos, nuevamente, para poner sus huevos y repetir el ciclo.
Las orugas, además de debilitar el árbol alimentándose de sus acículas, suponen un problema de salud pública, ya que producen urticaria y alergia en personas y animales. Debe extremarse la alerta en niños y mascotas, en los cuales la curiosidad no tiene límites, y pueden sufrir graves consecuencias, hasta el punto que la procesionaria del pino es mortal para los perros, que pueden llegar a morir asfixiados.
Las orugas, a su vez, sirven de alimento para otros animales, que realizan un control biológico de plagas. Es decir, estas urticantes son la comida de otros depredadores, lo que permite reducir la plaga. Entre las aves insectívoras hay grupos especializados en la búsqueda y captura de gusanos y orugas y, de ellos, determinadas especies se atreven incluso con las orugas de procesionaria.
Los pájaros más valientes de pequeño tamaño son el Carbonero común (Parus major), es el más activo y atrapa a las orugas mientras come entre las hojas de los pinos e incluso abre las bolsas con lo que pueden llegar otros más pequeños, como el Herrerillo (Cyanites caeruleus); el Cuco (Cuculus canorus) es otro pequeño depredador.
Entre las aves de mayor porte destaca el Críalo (Clamator glandarius), que expulsa los pelos urticantes después de comerse la larva. Cuando la oruga se entierra el Mirlo (Turdus merula), en muchas zonas conocido como Tordo, rastrea los suelos para localizar y extraer orugas ocultas. Otro depredador es la Abubilla (Upupa epops), un ave magnífica, con alas y cola blanquiegras, un pico largo y fino, y su característica cresta (PutPut llamada en el Levante). La suerte de presenciar el arte de caza de la Abubilla no deja a nadie indiferente. Sigue un ritual largo de zarandeo y golpeado reiterado de la oruga cogida con el pico, con la intención del desprendimiento de buena parte de los molestos pelos urticantes.
En zonas amplias de pinos es muy útil introducir depredadores naturales que minimicen la población de orugas, y una forma de fomentarlos es instalar cajas de nidos, ya que la mejor forma de combatir y mantener controladas las poblaciones de procesionarias es fomentar la presencia de sus enemigos naturales.