01/04/2025
Perros de servicio: una alianza milenaria reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
En 2025, la UNESCO reconoció oficialmente como Patrimonio Cultural Inmaterial la cooperación entre humanos y perros en las labores de búsqueda, protección y asistencia. Esta práctica, conocida en Alemania como Gebrauchshundewesen, es mucho más que una serie de técnicas de adiestramiento: es una tradición viva, transmitida de generación en generación, que refleja el vínculo profundo y funcional entre el ser humano y su más antiguo compañero animal.
Una historia compartida
La historia de esta alianza se remonta a miles de años, desde la domesticación del lobo hasta el surgimiento de perros especializados en tareas como el pastoreo, la vigilancia o la caza. En tiempos modernos, esta cooperación se consolidó en contextos como las guerras mundiales, donde los perros cumplieron funciones de rescate y apoyo médico, y en el desarrollo de perros guía para veteranos con discapacidad visual. A lo largo del siglo XX, surgieron escuelas, clubes y organizaciones que profesionalizaron esta práctica y ampliaron su alcance a ámbitos como la seguridad pública, la asistencia a personas con discapacidad, la detección de sustancias y el rescate en desastres naturales.
Comunidades que sostienen una tradición
En Alemania y en muchos otros países, esta práctica está sostenida por una red diversa de comunidades: clubes caninos deportivos, organizaciones de rescate, cuerpos policiales y militares, y fundaciones que forman perros de asistencia. Estas instituciones no solo transmiten conocimientos técnicos, sino también valores como la responsabilidad, la cooperación y el respeto hacia los animales. El entrenamiento de perros de trabajo une a generaciones, fomenta la cohesión social y se integra a la vida cotidiana de miles de personas.
Un impacto tangible y simbólico
Los perros de trabajo cumplen funciones que tienen un impacto directo en la seguridad, la salud y el bienestar de las comunidades. Desde localizar víctimas en catástrofes naturales hasta ayudar a personas con epilepsia o sordera, su labor es indispensable. Pero también desempeñan un papel simbólico: representan la alianza entre especies, la confianza mutua y la posibilidad de construir un mundo más empático y solidario.
Saberes tradicionales y ciencia moderna
El Gebrauchshundewesen combina saberes tradicionales transmitidos oralmente con conocimientos científicos sobre comportamiento animal, genetica y bienestar. Las técnicas de adiestramiento, la selección de líneas de cría, el uso de comandos verbales y el manejo del vínculo emocional entre el perro y su guía conforman un acervo cultural que sigue en evolución. Esta práctica incluye también rituales y costumbres que fortalecen el sentido de pertenencia y continuidad entre los practicantes.
Presente en todo el mundo, viva todo el año
Aunque el reconocimiento formal ha sido impulsado por Alemania, la cooperación entre humanos y perros es una práctica universal. En Europa, América, Asia y África existen comunidades que entrenan y trabajan con perros en contextos de rescate, seguridad y asistencia. Esta tradición no se limita a una fecha especial: se practica todo el año, en entrenamientos, operativos reales, competiciones y actividades educativas.
Una expresión del conocimiento de la naturaleza
La UNESCO clasificó esta práctica dentro del ámbito de los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo. Comprender el comportamiento del perro, su fisiología, sus capacidades olfativas y su relación con el entorno es parte fundamental de este saber. Entrenar a un perro implica, en esencia, una forma de dialogar con la naturaleza y de integrarse a ella de manera respetuosa.
Un legado que debemos preservar
La inscripción del Gebrauchshundewesen como Patrimonio Cultural Inmaterial es un reconocimiento a las personas y comunidades que han dedicado su vida a construir esta tradición. Es también un llamado a protegerla, a promover su práctica ética y a seguir fortaleciendo el vínculo entre el ser humano y el perro. En un mundo donde muchas tradiciones se pierden, esta alianza milenaria sigue latiendo con fuerza, recordándonos que la cultura también se escribe con patas, ladridos y corazones leales.