06/10/2025
https://www.facebook.com/share/p/19XoTRxi6i/
Soy la zarigüeya que ignoras.
Soy la figura lenta que cruza tu entrada por la noche,
el par de ojos brillantes que ilumina tu linterna,
el animal que te hace arrugar la nariz y ponerte "feo".
Soy la zarigüeya. Y aunque te parezco extraña —con mi nariz rosada,
mi cola descubierta y mi espalda encorvada—,
tengo un propósito oculto en este mundo
que afecta tu vida más de lo que crees.
No soy una rata. No soy un gusano.
Soy el único marsupial nativo de Norteamérica, una criatura que lleva
a sus crías en una bolsa como un canguro.
Vivo en los márgenes de tus barrios, en los linderos de tus bosques,
en los rincones olvidados de tus cobertizos. No vengo a hacerte daño.
Vengo porque el mundo que has construido derrama comida,
basura y refugio en la noche, y yo sobrevivo con lo que queda.
Soy limpiadora. Mi dieta son los desechos que tiras,
las zanahorias que se dejan en los bordes de las carreteras,
los escarabajos y caracoles que se comen tus jardines.
Soy quien come miles de garrapatas: garrapatas que transmiten
la enfermedad de Lyme y amenazan a tus hijos, a tus mascotas, tu tranquilidad.
En una sola temporada puedo consumir más garrapatas
que cualquier medicina o espray podría esperar eliminar.
Y, sin embargo, a pesar de todo esto, no me ves como un aliado.
Solo ves mis dientes cuando silbo de miedo.
Ves mi cuerpo congelado cuando me hago el mu**to:
una defensa que no puedo controlar, un colapso involuntario nacido del terror.
Lo confundes con estupidez, con algo ridículo. Me matas al verme,
me atrapas, me atropellas en las carreteras sin pensarlo dos veces.
Muchos de los míos perecen bajo las llantas de los autos,
nuestros pequeños cuerpos esparcidos por el asfalto como basura desechada.
Pero no soy basura. No soy una amenaza.
Soy un guardián silencioso de tu entorno, trabajando cada noche mientras duermes.
No transmito la rabia como la gente cree; mi cuerpo está demasiado frío
para que el virus prospere. Rara vez muerdo, incluso cuando me acorralan.
Mi instinto es huir, congelarme, evitar el conflicto a toda costa.
Aun así, me castigan por mi rostro, por mi forma de andar,
por los mitos que has transmitido sobre mí.