
05/08/2025
Cuando se vuelven mayores
Duele verlos envejecer.
Y sí, eso también es un duelo.
Duele darte cuenta de que ese bebé peludo que corría sin parar
ahora se mueve más lento.
Que quien no dejaba de jugar,
ahora duerme casi todo el día.
Duele ver que el tiempo pasa.
Duele ver que ellos envejecen más rápido que nosotros.
Duele porque te enfrenta a la verdad más dura:
su ciclo de vida es más corto que el nuestro.
Y por más que quieras cerrar los ojos,
no puedes negar lo que ya es evidente.
El hocico blanco, las siestas largas, los pasos torpes,
el cuerpo que empieza a pedir más calma…
todo eso duele.
Porque empieza la cuenta atrás.
Pero en medio de todo ese dolor, también hay algo sagrado:
el privilegio de acompañarlos en su vejez.
De cuidarlos con la misma ternura con la que ellos nos cuidaron.
De darles paz, seguridad, amor…
hasta el último suspiro.
Porque no todos tienen esa oportunidad.
No todos llegan a envejecer.
No todos pueden despedirse.
Si estás viviendo este momento,
abrázalo, llóralo, pero también agradécelo.
Estás viviendo el tiempo de descuento.
El tiempo lento.
El tiempo sagrado.
Y aunque duela…
también puede ser hermoso.
GARDEL 🥰🥰🥰