
23/05/2025
"El guardián de la aldea" — Una leyenda antigua sobre los pitbull
Hace muchos siglos, en una pequeña aldea rodeada de bosques y montañas, los habitantes vivían con temor constante a los lobos que bajaban por las noches. Los aldeanos eran gente humilde que cuidaba de sus tierras, pero temían por sus animales, e incluso por sus hijos.
Un día, llegó un viajero con un perro de aspecto imponente: musculoso, de mirada decidida, con orejas cortas y un pecho fuerte como un roble. Era un pitbull, una raza poco conocida en aquellas tierras. El viajero se presentó y dijo: “Su nombre es Kael, y no conoce el miedo.”
Los aldeanos se rieron. “¿Un solo perro contra una manada de lobos?” Pero esa misma noche, cuando los aullidos retumbaron en la montaña, Kael se paró firme frente a los corrales. No ladró. Solo esperó.
Cuando los lobos llegaron, Kael los enfrentó. No se echó atrás. Peleó con valentía, y aunque quedó herido, protegió a los animales y alejó a la manada. Desde entonces, ningún lobo volvió a acercarse.
Kael se quedó en la aldea. Protegía a los niños cuando jugaban, alertaba a las madres cuando se acercaban extraños, y dormía a los pies del fuego, siempre vigilante. No era agresivo, pero si alguien amenazaba a su gente, no conocía límites.
Con los años, Kael murió de viejo, rodeado de quienes lo amaban. Pero su historia se convirtió en leyenda, y desde entonces, los pitbull fueron vistos como símbolos de amor valiente, de esos que luchan sin esperar nada, solo por proteger a quienes aman.