26/04/2025
Hoy leí algo que me estremeció...
Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison comprobó que las madres de niños con autismo operamos bajo niveles de estrés similares a los de un soldado en combate. (Fuente: https://news.wisc.edu/for-mothers-of-children-with-autism-the-caregiving-life-proves-stressful/ ).
No es una frase bonita ni una exageración. Es una verdad científica.
Nuestro cuerpo mantiene niveles de cortisol elevados todo el tiempo, como si estuviéramos en guerra, como si la alarma nunca dejara de sonar.
Y es que, aunque amamos a nuestros hijos más allá de las palabras, vivir en alerta constante desgasta el alma. Las crisis, los miedos, las miradas incomprensivas... y la incertidumbre que pesa más que cualquier mochila de guerra.
Hoy entendí que no estoy exagerando cuando digo que me siento cansada. Que no es debilidad llorar a escondidas. Que no es falta de amor cuando necesito un respiro.
Es biología, es amor en modo supervivencia.
En cada madre de un niño autista hay una guerrera invisible. Una mujer que lucha cada día no solo por su hijo, sino también por mantener su propia esperanza viva.
Y aunque el mundo no siempre lo vea, yo sé que nuestros corazones azúles laten con más fuerza que cualquier tambor de guerra.
Porque nuestra lucha no es para destruir... nuestra lucha es para amar más fuerte.
Si hoy ves a una mamá como nosotras, no la juzgues, no le pidas más fuerza... abrázala. A veces, un abrazo puede ser su único escudo.
🧩💙