25/04/2025
Totalmente de acuerdo
Encontramos esta publicación en la red y decidimos publicarla porque nos dice que cualquier persona puede salvar una vida, que no lo quieras hacer es otra cosa,todos somos alguien, todo es cuestión de implixarse con la vida...
Ayer. salí de casa apurada para el trabajo cuando un maullido llamó mi atención. Era un gatito pequeño con más miedo que cuerpo y no había que insistir mucho para cogerlo. Supongo que el hambre le puede al miedo.
No podía hacerme cargo de él. Paso mucho tiempo fuera de casa y ni siquiera vivo sola. Estoy de alquiler y el dueño del piso insistió mucho en que no quería animales. Miré muchas veces atrás, pero me fui. Le escribí a un montón de protectoras, algunas me pidieron fotos para difundir para ver si alguien podía ir a por él.
Cuando salí del trabajo fui al gimnasio y después a tomar algo, así que no fue hasta la mañana siguiente que volví a pasar por el mismo lugar.
Estaba allí, pero ya no había vida en sus ojos. No sé si fue el frío de la noche, un perro suelto o un mal golpe.
Me quedé de pie delante de su cadáver y pensé que podría haberlo metido en mi chaqueta y dejarlo en el coche, durmiendo, mientras estaba en el trabajo.
Pensé que, en realidad, no me costaba tanto ir a comer a casa en vez de a casa de mis padres y así no estaría tanto tiempo solo.
Pensé que a mí tampoco me gusta que mi compañero de piso lleve gente a casa, y lo hace, así que me habría costado una pelea, pero habríamos llegado a un acuerdo.
Pensé que mi casero nunca tendría por qué saber que un gatito estaba allí.
Pensé en todo lo que pude haber hecho y no hice.
Dejé su vida a cargo de alguien. Alguien que fuera, que lo rescatara, que se lo quedara o le buscara familia. Alguien que no fue, que no lo rescató, que no se lo quedó ni buscó familia.
Porque -y es ahora que lo entiendo- ese alguien, era yo."
Tomado de la red.