27/07/2025
La Despedida de Lawrence y el elefante Nana: un adiós que conmovió al
Lawrence Anthony fue un conservacionista sudafricano conocido como "el encantador de elefantes". Dedicó su vida a proteger animales salvajes, en especial a los elefantes, animales extremadamente sensibles e inteligentes.
En 1999, Lawrence acogió una manada de elefantes salvajes en su reserva privada, Thula Thula, en Sudáfrica. Eran considerados "problemáticos", agresivos y destinados a ser sacrificados por sus comportamientos peligrosos tras haber vivido en cautiverio y sufrir maltratos. Nadie quería hacerse cargo de ellos. Pero Lawrence sí.
Pasó semanas enteras con ellos, ganándose su confianza, hablándoles con calma, durmiendo cerca de su zona para que se acostumbraran a su olor y presencia. Uno de los elefantes más difíciles era Nana, la matriarca. Al principio, desconfiaba tanto que intentó escapar varias veces. Pero con el tiempo, desarrolló un profundo respeto por Lawrence. Incluso empezó a acercarse para tocarlo con la trompa, un gesto de afecto en el lenguaje de los elefantes.
Durante más de una década, Lawrence protegió a esa manada. Nunca los domesticó, pero se volvió parte de su familia, de su mundo.
En 2012, Lawrence falleció inesperadamente de un ataque al corazón.
Entonces ocurrió algo que nadie esperaba.
Dos días después de su muerte, la manada de elefantes apareció en su casa.
Recorrieron más de 12 horas de camino por la selva, cruzando zonas peligrosas, hasta llegar a la propiedad de Lawrence. Nadie los había llamado. Nadie los había guiado. Pero ellos sabían.
Durante dos días, los elefantes se quedaron en silencio frente a su hogar, como en una especie de velorio. Después, se marcharon de nuevo a la selva.
Y lo más impactante: repitieron la visita todos los años, en la misma fecha, como si fueran a presentar sus respetos a su viejo amigo.
Los expertos en comportamiento animal aún no pueden explicarlo completamente. Pero para quienes conocieron a Lawrence y su conexión con la naturaleza, no hizo falta explicación.